Ya en el 2013, la Sociedad Alemana de Sociología, había resuelto boicotear el ranking que realiza el Centro para el Desarrollo de la Educación Superior (CHE) de Alemania, debido a que sus criterios de clasificación están fundados en un modelo de educación universitaria empresarial.
Señalaban que se han impuesto nuevos principios de administración pública en la que las universidades se rijan cada vez más como empresas privadas, donde se asignan recursos según el historial de resultados y los objetivos convenidos. Para ellos, el capitalismo universitario está presente en sus aulas universitarias y consideraron a los rankings como sus principales instrumentos.
Esto, según los sociólogos, instauraron una rutina académica que busca ‘Scores’ en indicadores de éxito cuantitativos y son indiferentes a los criterios cualitativos, lo que ha implicado que el trabajo en el ámbito universitario sufra cambios fundamentales tanto de diseño como de contenido. Ellos observaron que la docencia y la investigación se han visto cada vez más obstaculizadas por la proliferación de responsabilidades administrativas.
Ahora, la cuestión parece haberse agravado considerablemente, al menos en nuestro continente, con el reciente anuncio del Presidente del Brasil, Jair Bolsonaro, de transferir los fondos que reciben dichas disciplinas hacia las áreas de biología, que es, según él, el que trae más retorno al país.
Esto no ha gustado, obviamente, a las comunidades de sociólogos y filósofos, y sus gremios, quienes ya han expresado su rechazo y condena a lo anunciado por el mencionado presidente.
El Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO, ha hecho público su repudio al gobierno brasileño. Lo acusa de pretender cambiar las instituciones constituidas por los principios democráticos a instituciones con principios corporativos empeñados en la producción, el mercado, así como la judicialización de la política, la criminalización del conflicto y la anulación de los derechos humanos.
El gobierno brasileño, según CLACSO, está actuando conforme al totalitarismo neoliberal con el que busca la destrucción de las conquistas de la clase trabajadora, con la desaparición de los consejos participativos, la representación de la sociedad civil para tratar temas como el de educación, alimentación, salud, etc.
En el Perú, los sociólogos parecen estar, todavía, en el paraíso. Pero, en cambio, los filósofos ya sienten el embargo neoliberal. Como se sabe, ya desde hace algún tiempo, el Ministerio de Educación retiró la materia del currículo escolar, y ahora, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, UNMSM, se esparce el tufo del cierre de la Escuela Profesional de Filosofía.
Esperamos que este cierre no prospere en la UNMSM.
Revisar
Sociólogos alemanes proponen boicotear el ránking académico
CLACSO repudia ataque do governo brasileiro às Ciências Sociais e à Filosofia
Nota elaborada por Dennis David Dávila Picón