Un equipo de investigadores trabajó con productores peruanos para recrear la antigua receta de chicha que utilizaban en Cerro Baúl, Moquegua.
Hace mil años, el imperio Wari se extendía por todo el Perú. Duró 500 años, desde el 600 hasta el 1100 dC, antes de dar lugar al Inca. Los arqueólogos dicen que esto es mucho tiempo para que un imperio se mantenga intacto. Por esta razón, iniciaron el estudio de los restos de la cultura Wari con el fin de averiguar qué la mantuvo activa por tanto tiempo.
Una investigación reciente encontró que el suministro constante de chicha pudo haber sido un factor importante. Esta comprobación está ayudando a comprender cómo la cerveza (Chicha en el caso de Wari) jugó un papel en la creación de organizaciones políticas complejas.
En este trabajo se utilizaron tecnologías de última generación para obtener información sobre cómo se producía la cerveza antigua y lo que significaba para las sociedades del pasado.
Hace casi veinte años descubrieron una antigua fábrica de chicha Wari en Cerro Baúl, Moquegua. Era como una cervecería en algunos aspectos, o sea, una casa de producción. Las expendedoras y las tabernas, al parecer, se encontraban al lado. Y, dado que la cerveza que elaboraban era la chicha, una bebida ligera y ácida, solo servía durante aproximadamente una semana después de su elaboración, motivo por cual no se podía llevar fuera del lugar.
Se organizaban festivales a los que la gente tenía que acudir para tomarla. Estos festivales eran importantes para la sociedad Wari. Congregaban a cientos de personas de las élites políticas locales, quienes bebían chicha de recipientes de cerámica de tres pies de altura decorados para parecerse a dioses y líderes Wari. La gente llegaba a este sitio en momentos festivos.
Con el fin de conocer más sobre el papel que jugó la chicha en la sociedad Wari, se analizó piezas de recipientes de cerámica encontradas en Cerro Baúl. Utilizaron varias técnicas, incluida una que involucraba el disparo de un láser al fragmento de un recipiente de chicha para eliminar un poco de material y, luego, calentar el polvo a temperaturas similares a la superficie del sol. Con esto lograron descomponer las moléculas y conocer los elementos y cantidad de átomos que contenía la muestra. Así lograron averiguar, con exactitud, de dónde provenía la arcilla y de qué estaba hecha la chicha.
Este estudio es innovador, dado que, se ha trabajado al nivel atómico. El proceso incluyó el contado los átomos que se encontraron en los poros de la cerámica. Con esto están tratando de reconstruir y contar las masas de las moléculas que estaban en la bebida original desde hace mil años.
Los restos de la bebida se incrustaron en los espacios vacíos entre los granos de arcilla de las vasijas de cerámica. Eso es lo que revela la información, la composición de la chicha y el lugar donde se produjeron las vasijas de cerámica. Esta información está dando a los arqueólogos esta nueva perspectiva del pasado.
Para verificar que los ingredientes de la chicha se transfirieron a los recipientes en los que se elaboraba, los investigadores trabajaron con productores peruanos para recrear su proceso de elaboración.
Encontraron que, hacer chicha es un proceso complicado que requiere experiencia y pericia. Además, los experimentos permitieron observar cómo se veía la chicha, cuánto trabajo y tiempo duró el proceso.
Con toda esta información, el Field Museum y el Off Color Brewing de Chicago, lanzaron una cerveza basada en la información que se recopiló en esta investigación. La cerveza es de color rosa con infusiones de bayas de pimienta, llamada Wari Ale. Esta será relanzada en las tiendas y bares del área de Chicago en junio de este año.