El gusano del algodón es una de las grandes plagas de la agricultura, y para combatirlo, un estudio en Australia reveló que el veneno de la tarántula, Selenotypus plumipes, puede matar a su presa también al ser consumido por vía oral.
Aunque ya es conocido que las toxinas inyectadas de este animal, en casi cualquier cuerpo cazado, terminan con un desenlace fatal, recientemente un artículo publicado en la revista científica PLoS ONE señaló que una nueva proteína descubierta en su veneno podía ser letal sin necesidad de efectuarse una mordedura.
El estudio a cargo del bioquímico Glenn King del Instituto de Biociencia Molecular de la Universidad de Queensland, Australia, y colegas de otras instituciones, demostró que aislando el péptido llamado OAIP-1 de la ponzoña de la tarántula australiana, se podía usar como insecticida ya que mataba al gusano del algodón Helicoverpa armígera, con una potencia similar a la del insecticida sintético imidacloprid.
“El descubrimiento más importante es que las toxinas de araña pueden tener actividad oral con implicaciones no sólo para su uso como bioinsecticidas, sino también para los péptidos del veneno de araña que se están estudiando para su uso terapéutico”. Refirió King.
En ese sentido estudios como éste, muestran su interés en el desarrollo de nuevos compuestos con diferentes mecanismos. Aunque alternativamente, los autores sugieren que los genes encargados de codificar el veneno podrían ser usados para diseñar plantas resistentes a los insectos o para que estos últimos sean atacados por microbios más eficaces.
Por último, esta investigación ha intentado ser una alternativa para frenar el desarrollo de resistencia de las plagas a los insecticidas químicos existentes, ya que es un problema importante que enfrenta la agricultura, causando así una reducción en los rendimientos de cultivos a nivel mundial que va entre el 10 y el 14% anualmente y dañan de 9 al 20% de los cultivos de alimentos almacenados.