La producción y uso de compuestos organoclorados (OC) ha sido prohibida en la mayoría de países, sin embargo, un estudio ha confirmado que siguen detectándose restos de estas sustancias tóxicas en el organismo de los niños y adolescentes de hoy.
Los OC son compuestos que conforman un grupo de pesticidas artificiales desarrollados principalmente para controlar las poblaciones de insectos que afectan cultivos y transmiten enfermedades, razón por la cual ha sido utilizado ampliamente en la industria y en campañas de salud.
Estos plaguicidas que se encuentran ampliamente distribuidos en el ambiente terrestre y acuático, se originaron con la fabricación del DDT (diclorodifeniltricloroetano) en 1943, desde entonces, se ha venido utilizando como una arma importante en la lucha química y en el control del mosquito Anopheles transmisor de la malaria. Sus propiedades físicoquímicas de gran resistencia a la degradación biológica y alta persistencia o estabilidad, hacen que estos compuestos, cuando se acumulan en el organismo, afecten el sistema nervioso, en el cual genera alteraciones de la transmisión del impulso nervioso e, inclusive, se ha comprobado que son carcinogénicos y causan mutaciones. Debido a esto, los OC están prohibidos en casi todo el mundo y para casi todos los usos.
En un reciente estudio que contó con información de 102 niños de Tarragona y 482 de Menorca, España, como parte de un proyecto estatal diseñado para evaluar el impacto del entorno en los niños, se encontraron restos de estos compuestos. Se sabía que los niveles de OC en el ambiente disminuyeron sustancialmente desde su prohibición, razón por la cual los investigadores se propusieron evaluar si esta disminución también se reflejaba en el organismo de la actual población adolescente.
En análisis se realizó en muestras de sangre de los participantes en el momento de nacer, a los 4 años y a los 14 años. Se observó la presencia de varios compuestos relacionados con los plaguicidas como el DDT y el PCB (pentaclorobenceno), encontrándose que los niveles totales de DDE y PCB en suero son superiores a la edad de 14 años que en el momento de nacer.
Estos resultados se deben sobre todo a la dieta, que hoy día es la fuente principal de exposición a estos compuestos, cuyos niveles son superiores en los niños que habían sido amamantados durante los primeros meses de vida, sostienen los investigadores.
Otros estudios realizados en recién nacidos, han demostrado pequeños efectos en el crecimiento y el desarrollo motor y cognitivo de los niños expuestos durante el embarazo a PCB. Esta exposición prenatal a estos compuestos también se ha asociado a problemas inmunológicos y respiratorios. En adultos, la exposición a los OC se ha asociado con cáncer, enfermedades cardiovasculares y trastornos endocrinos.
Los resultados de este estudio demuestran que estos compuestos no se han erradicado totalmente del ambiente, están ingresando al organismo humano vía nuestros alimentos; todo lo cual sugiere que todavía se sigue utilizando, quizás de manera clandestina, en la agricultura.