Investigadores de la Universidad de Nebraska en Omaha, mostraron por primera vez que el mono tití común (Callithrix jacchus), una especie de mono sudamericano, cuando recibe gotas de oxitocina en la nariz, genera mayor interacción social con sus compañeros.
La oxitocina es una hormona que se libera de forma natural en la sangre y el cerebro de los seres humanos y otros mamíferos, e influye en el comportamiento social y sexual. Estudios previos demostraron que las personas que la reciben muestran mayor sociabilidad, son más cooperativos, altruistas y comunicativos con los miembros del mismo grupo social. Sin embargo, se sabe muy poco sobre cómo los demás interactúan con los tratados con este compuesto.
Este es el primer estudio que demuestra que los titíes tratados con esta hormona reciben mayor atención social de su compañero(a). Los investigadores observaron diferencias entre machos y hembras: los machos que recibieron el compuesto atrajeron la proximidad física de sus parejas femeninas, mientras que las hembras recibieron mayor atención de sus parejas masculinas.
Curiosamente, dicha unión mejorada se produce sin que el individuo solicite mayor interacción de sus compañeros o muestren deseos sexuales hacia ellos. Encontraron que los titíes no tratados mostraron mayor interés en la interacción con su pareja cuando esta recibió oxitocina, mucho más que el que recibió un placebo, lo cual puede indicar un aumento en la percepción del atractivo social. Los cambios inducidos por el compuesto parecen extraordinariamente sutiles, ya que no se observó ninguna diferencia evidente en el comportamiento de los titíes que fueron tratados con dicha hormona.
Como los humanos, los monos tití son muy sociales, forman relaciones macho-hembra a largo plazo y comparten el cuidado de los bebés como una pareja de humanos.
En cuanto a la relevancia de este estudio para los seres humanos, los investigadores señalaron que la oxitocina cambia la motivación social hacia los demás y, de acuerdo con el estudio aquí descrito, también aumenta el atractivo social de los individuos tratados con la hormona. Esto podría ayudar a las personas con trastornos de déficit social, incluyendo los trastornos del espectro autista y ansiedad social, que por lo general, suelen tener dificultades para para iniciar y mantener interacciones sociales. Es decir, el tratamiento con esta hormona podría mejorar la sociabilidad de las personas con trastornos de déficit sociales, tanto por el aumento de su motivación para interactuar con los demás y por el aumento de su atractivo como interlocutor social.