Magma se acumula debajo de una ciudad de Nueva Zelanda

Una acumulación de magma cerca de una ciudad de Nueva Zelanda fue descubierta por el geofísico Ian Hamling. Esto, según el investigador, explicaría la serie de terremotos recientes que se produjeron en la zona y, además, podrían indicar el comienzo de un nuevo volcán, aunque por el momento, no se espera una erupción.

Hamling, señaló que, desde 1950, hay suficiente magma para llenar 80.000 piscinas olímpicas que sido expulsada hasta ese lugar que se ubica debajo de la superficie, cerca de la ciudad costera de Matata, a unos 200 kilómetros al sureste de Auckland.

Se sabe que, en otras partes de Nueva Zelanda, existen muchos volcanes activos, sin embargo, no ha habido ninguno cerca de Matata durante al menos 400.000 años. Este hallazgo fue una sorpresa. Para el estudio se utilizaron imágenes de satélites y datos GPS. Encontraron una superficie de terreno de unos 400 kilómetros cuadrados que ha aumentado en 40 centímetros desde 1950, señaló.

Hubo un período de levantamiento rápido entre 2004 y 2011 que, probablemente, provocó miles de pequeños terremotos. En ese entonces, los científicos pensaron que se trataba de desplazamientos tectónicos los que causaron los terremotos.

El magma se mantiene a unos 10 kilómetros por debajo de la superficie, esto es lo suficientemente profundo como para no esperar el desarrollo de un volcán. Un volcán puede desarrollarse a lo largo de cientos o miles de años; también existe la posibilidad de que el magma se enfríe y se endurezca.

A pesar de esta evidencia, el científico espera que se realicen más estudios puesto que permitirían desarrollar un sistema de alerta de terremotos en la zona. Señalo que estos terremotos son probablemente provocados por el magma que rompe la roca.

Además, destacó que era inusual en el mundo descubrir acumulación de magma en una zona donde no existen volcanes. Equipos modernos les permitió medir con precisión diminutos cambios horizontales y verticales en la zona costera.

La zona en estudio incluye un área extensa y más de la mitad de ella está en alta mar, sin embargo, los científicos necesitan confiar en las medias de lo que sucede en tierra, para inferir los cambios que se producen bajo el agua.