La región costera de Perú depende de las aguas superficiales de los Andes para que la población, la industria y la agricultura se abastezca de agua potable. Como se sabe, la región, que incluye a Lima, nuestra capital, frecuentemente sufre por la escasez de agua, debido a la ausencia de las lluvias durante la estación húmeda.
Estos factores, junto con el rápido crecimiento de la población limeña, hacen que asegurar agua para la cuidad sea una verdadera lucha que dura de mayo a octubre.
Frente a este problema, los investigadores de Imperial College London y sus colegas de la Iniciativa Regional para el Monitoreo Hidrológico de los Ecosistemas Andinos en América del Sur, creen que revivir los antiguos sistemas de agua podría ayudar a ahorrar el agua de la estación húmeda para que sea usada en la estación seca. La ciudad lo necesita desesperadamente.
Con este propósito, estudiaron un sistema de agua que aún subsiste en Huamantanga, uno de los últimos de su tipo.
Los sistemas costeros del Perú, continuamente estresados, luchan para hacer frente a la creciente demanda y son frágiles: un derrumbe, por ejemplo, podría cortar fácilmente el suministro de agua de Lima.
Los investigadores saben que, Lima vive con una de las situaciones de agua más inestables del mundo. Hay demasiada agua en las estaciones húmedas y muy poca en las secas. Sin embargo, los pueblos indígenas del Perú sabían cómo solucionar esto, razón por la cual, están buscando respuestas.
Las antiguas civilizaciones peruanas en el año 600 dC crearon sistemas dentro de las montañas para desviar el exceso de agua de lluvia de las fuentes a las laderas de las montañas y a través de las rocas. Así, el agua tardaba algunos meses en filtrarse a través del sistema y aparecer río abajo, justo a tiempo para la estación seca.
Para estudiar esto, los investigadores analizaron el sistema de agua de Huamantanga. Usaron marcadores de colorante y monitoreo hidrológico para estudiar el sistema durante las estaciones húmedas hasta las secas de 2014-2015 y 2015-2016. En esta investigación, también contó con científicos sociales, quienes trabajaron con los habitantes de Huamantanga para comprender la práctica y ayudar a mapear el paisaje.
Comprobaron que, el agua tardó entre dos semanas y ocho meses en resurgir, con un tiempo promedio de 45 días. A partir de estos intervalos de tiempo, calcularon que, si los gobiernos elevan la escala de los sistemas para adaptarse al tamaño de la población actual, podrían desviarse y retrasar el 35 por ciento del agua de la estación húmeda, equivalente a 99 millones de metros cúbicos por año de agua.
Esto podría aumentar el agua disponible en la estación seca hasta en un 33 por ciento en los primeros meses, y un promedio de 7.5 por ciento para los meses restantes. El método esencialmente podría extender la temporada de lluvias, proporcionando más agua potable y períodos más largos de cultivo para los agricultores locales.
El estudio, publicado en Nature Sustainability , es el primero en examinar el sistema pre-inca con tanto detalle para encontrar respuestas a los problemas modernos. Los autores dicen que su investigación muestra cómo los sistemas indígenas podrían complementar las soluciones de ingeniería moderna para la seguridad del agua en la costa del Perú.