Genes de neandertal en humanos modernos podrían explicar algunos trastornos mentales

Investigadores del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH, por sus siglas en inglés) han producido la primera evidencia directa de que parte de nuestro cerebro implicado en trastornos mentales puede ser moldeado por un "eco residual" de nuestro antiguo pasado. Cuanto el genoma de una persona lleva más vestigios genéticos de neandertales, ciertas partes de su cerebro y cráneo, se asemejan a los de los primos evolutivos de los seres humanos que se extinguieron hace 40.000 años.

El estudio ha sido publicado por Karen Berman de la sección de neuroimagen integrada del NIMH y sus colegas, en la revista Scientific Reports.

En particular, las partes de nuestro cerebro que nos permiten utilizar herramientas, visualizar y localizar objetos deben parte de su linaje a las variantes de genes derivadas del Neanderthal que forman parte de nuestros genomas y afectan la forma de esas estructuras, en la medida en que un individuo alberga las antiguas variantes. Pero esto puede implicar compromisos con nuestro cerebro social. La evidencia de las exploraciones por resonancia magnética sugiere que tal variación genética derivada de Neanderthal puede afectar la forma en que nuestro cerebro funciona hoy en día y puede contener pistas para comprender los déficits observados en la esquizofrenia y trastornos relacionados con el autismo, dicen los investigadores.

Su cree que, durante su migración inicial fuera de África, los antepasados de los seres humanos actuales se cruzaron con los neandertales; sus cráneos fosilizados sugieren características cerebrales similares, los cuales indican que los neandertales tenían sistemas visuales más prominentes que los humanos modernos.

Los científicos consideran que los neandertales, para sobrevivir, dependían de las habilidades viso-espaciales y de la creación de herramientas, más que de la afiliación social que son las actividades grupales que tipifican el éxito de los humanos modernos. Los cerebros neanderthales evolucionaron para apoyar preferentemente estas funciones viso-espaciales.

El nuevo estudio apoya la idea de que nosotros, unos más que otros, alberga variantes genéticas derivadas de los neandertales que influyen en nuestro cerebros hacia la sociabilidad mediante capacidades viso-espaciales, mostrando cómo estas variantes de genes influyen en la estructura de las regiones cerebrales subyacentes a dichas esas habilidades.

Para probar esta posibilidad, los científicos midieron el impacto de las variantes del Neanderthal en las medidas de resonancia magnética de la estructura cerebral en una muestra de 221 participantes de ascendencia europea, extraídos del estudio genético de la esquizofrenia realizados en el NIMH.

La nueva evidencia de resonancia magnética apunta a una variante genética compartida por los humanos modernos y los neandertales, que probablemente están involucradas en el desarrollo del sistema visual del cerebro. De manera similar, las variantes de Neanderthal que afectan el desarrollo de un área particular del cerebro sospechoso pueden ayudar a informar la discapacidad cognitiva vista en ciertos trastornos cerebrales, indicaron los investigadores.

Por ejemplo, en 2012, Berman y sus colegas informaron sobre cómo la variación genética modela la estructura y la función de un área cerebral llamada Insula en el trastorno relacionado con el autismo, síndrome de Williams. Las personas con este raro trastorno genético son excesivamente sociables y visuo-espacialmente alteradas - claramente opuestas a las propensiones neanderthales hipotetizadas y casos más típicos en el espectro del autismo. Ratones, en los que un gen afectado por el síndrome de Williams fue suprimido experimentalmente, muestran una mayor ansiedad de separación. Recientemente, investigadores demostraron que la misma variabilidad genética también parece explicar por qué los perros son más amigables que los lobos.

(Nota realizada con información de www.medicalxpress.com)