Investigadores canadienses y peruanos encontraron evidencia de que los incas enterraron vivas a llamas, hace aproximadamente 600 años, como parte de ceremonias rituales. El hallazgo se realizó en el sitio de excavación de Tambo Viejo, Acarí, Arequipa.
El imperio Inca existió desde principios del siglo XV hasta mediados del siglo XVI, cuando fue invadido por los conquistadores españoles. Durante ese periodo, construyeron lo que se conoce como el imperio más grande de la América del Sur precolombina.
En este nuevo estudio, los investigadores informaron sobre los restos de cinco llamas encontradas enterradas debajo del piso de un edificio antiguo, lo cual parece ser evidencia de un ritual de sacrificio realizado por el pueblo Inca.
Se describieron los restos de cuatro de las llamas que se conservaron en excelente estado, gracias al clima seco y la práctica de cubrir los entierros de los sacrificios con arena. También se encontró los restos de una quinta llama cerca a las otras, pero no estaban bien conservados.
Todas las llamas estaban adornadas con cordones y brazaletes de colores, lo que, según sugieren los investigadores, evidencia el valor que los incas daban a estos animales. Asimismo, informaron que no encontraron lesiones en los animales, pero sus piernas estaban atadas, lo que sugiere que habían sido enterrados vivos.
La datación por radiocarbono de un trozo de carbón encontrado cerca de los restos mostró que habían sido enterrados en algún momento entre 1432 y 1459.
Los investigadores señalaron que existe evidencia previa que demuestra que el Inca enterró vivos a otros animales y también a niños, lo que da credibilidad a la teoría de que la llama fue enterrada viva. También señalaron que los colonos españoles de la zona escribieron que presenciaron la matanza masiva de llamas por parte de los incas, y creían que se había hecho para apaciguar a los dioses.
Así, se observaron que el pueblo Inca valoraba mucho la llama. Este animal les proporcionaba, además de carne, material para la confección de su ropa, un medio de transporte y una fuente de fertilizantes.
Así, el Inca creía que sacrificar a estas criaturas era una forma de demostrar a los dioses que la gente estaba verdaderamente agradecida por lo que se les había dado, o que eran serios al pedir intervenciones como la lluvia.
El artículo ha sido publicado en la revista Antiquity.