La mayoría de las personas que mueren por suicidio niegan tener pensamientos suicidas cuando los médicos se lo piden en las semanas y meses previos a su muerte. Esto es la conclusión a la que ha llegado un estudio realizado en la UNSM Sydney, Australia.
La investigación cuestiona la creencia generalizada de que los psiquiatras y los médicos clínicos pueden predecir con precisión el suicidio mediante la evaluación del riesgo de un paciente, especialmente a corto plazo.
Se realizó un metanálisis en el que se revisaron los datos de 70 estudios principales de pensamientos suicidas lo cual mostró que, como prueba independiente, solo el 1.7% de las personas con ideas suicidas murieron por suicidio. Alrededor del 60% de las personas que murieron por suicidio habían negado tener pensamientos suicidas cuando un psiquiatra o médico de les preguntaron.
Los científicos señalaron que las ideas suicidas son bastante comunes y que el suicidio es en realidad un evento raro, incluso entre personas con enfermedades mentales graves. Pero, lo que no sabían era con qué frecuencia las personas que se suicidan han negado tener pensamientos suicidas cuando se les pregunta directamente.
Este estudio mostró que el 80% de los pacientes que no estaban recibiendo tratamiento psiquiátrico y que murieron de suicidio informaron que no tenían pensamientos suicidas cuando un médico de cabecera les preguntó.
Ante esta evidencia, señalaron que no se puede racionar la atención psiquiátrica solo por la presencia de pensamientos suicidas, la atención debe ser para todos. Es necesario proporcionar servicios de alta calidad centrados en el paciente. Cuidar a todos los que experimentan enfermedades mentales, ya sea que revelen o no que están experimentando pensamientos suicidas.
Los terapeutas no deben asumir que los pacientes que experimentan trastornos mentales sin informar ideas suicidas no tienen un riesgo elevado de suicidio. Preguntar acerca de los pensamientos suicidas era una tarea central para los profesionales de la salud, pero no deben ser persuadidos por la falta de ideación suicida.
Acotaron también que los médicos confían en lo que se conoce como ideación suicida: estar preocupados por los pensamientos y el planeamiento del suicidio, como una prueba crucial para el riesgo de suicidio a corto plazo; se ha argumentado que podría formar parte de una prueba de detección del suicidio. Sin embargo, los resultados de este metanálisis muestran que esto no es así en los pacientes.
Algunos pacientes intentarán ocultar sus sentimientos suicidas a su médico, ya sea por vergüenza o porque no quieren que los detengan. También se sabe que los sentimientos suicidas pueden fluctuar rápidamente, y las personas pueden suicidarse muy impulsivamente después de un breve período de pensamientos suicidas.
Finalmente, indicaron que como enseñanza que los médicos deberían dar menos peso a la ideación suicida que lo que había sido hasta ahora. Esto significa tratar de comprender mejor la angustia del paciente y no hacer que los pacientes esperen semanas para recibir tratamiento o denegar el tratamiento en ausencia pensamientos suicidas.
Este estudio ha sido publicado en la revista BJPsych Open.