Una investigación realizada en la Universidad de Cambridge arroja una nueva perspectiva en el tratamiento de las adicciones. En el estudio encontraron que las personas que son adictas a la cocaína son particularmente propensas a desarrollar hábitos que hacen que su comportamiento sea resistente al cambio, sin importar las consecuencias potencialmente devastadoras.
Estos hallazgos tendrían implicaciones importantes para el tratamiento de la adicción a la cocaína, ya que ayudan a explicar por qué estas personas toman drogas, incluso cuando son conscientes de sus consecuencias negativas, y por qué su comportamiento es tan difícil de cambiar.
Los científicos señalan que, la adicción no sucede de la noche a la mañana, sino que se desarrolla a partir de una conducta que se ha repetido una y otra vez hasta que el individuo pierde totalmente el control de la misma.
En el estudio se puso a prueba a 125 participantes en su inclinación a desarrollar hábitos; 72 de ellos eran adictos a la cocaína y 53 no tenían antecedentes de adicción a drogas. Encontraron que las personas con adicción a la cocaína eran mucho más propensas que los participantes sanos a dar las respuestas de forma automática, pero sólo si previamente habían sido recompensados por responder de la misma manera. Las personas adictas simplemente continuaron repitiendo las mismas respuestas que habían aprendido previamente, con independencia de si sus acciones tenían sentido o no.
Los participantes también fueron puestos a prueba en un contexto diferente, donde tenían que realizar una acción para evitar descargas eléctricas. Las personas con adicción a la cocaína no desarrollaron hábitos. De hecho, eran mucho menos propensos que los participantes de control (no-adictas) en hacer un esfuerzo para evitar la descarga eléctrica.
Estos experimentos ponen de relieve las dificultades particulares que se enfrenta cuando se trata de cambiar el comportamiento de las personas con adicción a la cocaína: son muy sensibles si su comportamiento es recompensado, pero luego rápidamente cambian a piloto automático, llegando a ser incapaces de cambiar ese comportamiento a pesar de conocer sus consecuencias. Sin embargo, cuando los consumidores de cocaína se enfrentan a la adversidad, son menos propensos que las personas sanas a pensar que se puede hacer algo al respecto.
Las implicaciones de estos resultados son importantes para el tratamiento de las personas con adicción a la cocaína. Es evidente que los enfoques punitivos o de castigo son ineficaces, ya que la posibilidad de que les suceda algo malo, no los hará más propensos a cambiar su comportamiento.
Así, señalan las investigadores, que son las intervenciones que se enfocan en la fortaleza particular para el desarrollo de hábitos, mediante la formación y puesta en práctica de hábitos más deseables para reemplazar los de consumo de drogas, las que probablemente sean más eficaces.
Actualmente no existe un tratamiento médico para la adicción a la cocaína, pero, estos resultados muestran que un enfoque diferente para tratar la adicción a la cocaína podría ser muy beneficioso para los consumidores.
La investigación ha sido publicada en la revista Science.