El análisis de un registro climático conservado en la capa de hielo del nevado Quelccaya, ubicado en la Cordillera del Vilcanota de los Andes peruanos, señala al cambio climático como determinante para el auge y la caída de los imperios agrícolas.
Estos registros climáticos, que contenían los isótopos de oxígeno que posibilitaron la datación, se extrajeron de las capas de hielo de las estalagmitas encontradas en una cueva del mencionado nevado, los cuales mostraron cambios anuales en la precipitación y la temperatura de 2.000 y 1.800 años.
Un estudio similar realizado en México también refuerza esta idea, sin embargo, los investigadores señalan que todavía se necesita más refinamiento en la datación arqueológica en algunas áreas, puesto que todavía hay nuevos registros climáticos disponibles que aún no han sido analizados por los arqueólogos.
El declive de los principales estados fue típicamente seguido por la dispersión o descentralización de las poblaciones y el poder. Pequeñas ciudades, por lo general más débiles, surgieron en estas regiones, pero eran muy inestables y controlaban pocos territorios.
Durante cada uno de estos períodos de tiempo las poblaciones urbanas desarrollaron métodos agrícolas que dependían de la disponibilidad permanente de las lluvias para el riego. El registro arqueológico muestra evidencia de que, durante estos períodos de inestabilidad del clima, se produjo la dispersión de la población, destrucciones y guerras.
En el caso peruano, se ha observado el mismo proceso en las civilizaciones Wari, Tiwanaku (300 aC a 1000 de nuestra era), y la Inka. Wari y Tiwanaku se desarrollaron uno al lado del otro en las tierras altas que cubre el área de lo que hoy es el norte de Perú hasta el norte de Chile. Estas civilizaciones desarrollaron sofisticados métodos de agricultura intensiva adecuados para estas altas elevaciones. Sin embargo, estos métodos eran sensibles a cambios en la temperatura y la precipitación. Se desarrollaron unidos cuando el clima era cálido, húmedo y estable. Pero, cuando el clima se volvió muy volátil y seco, en el año 1000 de nuestra era, es cuando ambos estados entraron en declive.
Posteriormente, entre el año 1000 y 1300, el clima se volvió muy volátil, de manera que las poblaciones se dispersaron, las organizaciones políticas competían más por pequeños espacios de cultivo a lo largo de las tierras altas. Luego, cuando las condiciones se estabilizaron, el Imperio Inca surgió y dominó los Andes, desde Ecuador hasta el sur de Chile a fines del siglo 15.
Se conoce que el imperio inca creó un complejo sistema de riego, cultivos y otros logros agrícolas, combinados a una intrincada red de capitales regionales, rituales y campañas militares, todo lo cual estuvo facilitado por un período climático muy estable.
Finalmente, tanto el imperio Azteca como Inka cayeron a manos de los conquistadores españoles en 1533.
Así, los investigadores, mostraron que la formación, declive y eventual restablecimiento de estados en estas regiones siguieron un patrón en el cual la estabilidad e inestabilidad de las condiciones climáticas fueron determinantes.
La investigación ha sido publicado en Philosophical Transactions de la Royal Society A.