Biólogas peruanas lideran estudio que revela que perezosos omnívoros vivieron hace 34 millones de años

 

Un nuevo estudio dirigido por investigadores del Museo Americano de Historia Natural sugiere que Mylodon, un perezoso terrestre que vivió en América del Sur hasta hace unos 10.000 a 12.000 años, no era un vegetariano estricto como todos sus parientes vivos. Con base en un análisis químico de los aminoácidos conservados en el pelo de los perezosos, los investigadores descubrieron evidencia de que este gigantesco perezoso extinto era un omnívoro, que a veces comía carne u otras proteínas animales además de vegetales.

“Los aminoácidos son compuestos biológicos fundamentales que son los componentes básicos de las proteínas.”

Las seis especies de perezosos que viven actualmente son relativamente pequeñas, viven en los árboles, son herbívoros restringidos y habitan los bosques tropicales de América Central y del Sur. Sin embargo, los fósiles de cientos de especies de perezosos extintos, demuestra que, algunos de ellos, fueron del tamaño de un elefante y habitaron antiguos territorios desde Alaska hasta el extremo sur de Sudamérica.

Se cree que Mylodon darwinii, también conocido como "el perezoso terrestre de Darwin", pesaba entre 1000 y 2,000 Kgs y medía casi 10 pies de largo. Según sus características dentales, la biomecánica de sus mandíbulas, los excrementos conservados de algunas especies fósiles y el hecho de que todos los perezosos vivos comen exclusivamente plantas, Mylodony desde hace mucho tiempo se presume que sus parientes extintos también fueron herbívoros. Pero estos factores no podrían revelar directamente si un animal pudo haber ingerido alimentos que requieran poca o ninguna preparación biomecánica y biológica para que sean completamente digeridos.

Frente a este desafío, un nuevo estudio utiliza un enfoque basado en el análisis de isótopos de nitrógeno que quedan en aminoácidos específicos dentro de las partes del cuerpo animal, con el fin de tener una visión más clara y con mayor precisión de la alimentación del especimen. Esta técnica se llama "análisis de isótopos específicos de compuestos de aminoácidos". Estos aminoácidos se encuentran, en diferentes cantidades, en los alimentos consumidos por un animal y, en los tejidos de su cuerpo, se conservan los isótopos de nitrógeno estables. El cabello y otros tejidos queratinosos como las uñas, así como en el colágeno, como el que se encuentra en los dientes o los huesos, conservan esos isótopos.

El estudio del valor isotópico es una técnica desarrollada por la peruana Julia Tejada-Lara del Museo Americano de Historia Natural, la Universidad de Columbia y graduada de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Con esta idea, se analiza primero los valores de nitrógeno de aminoácidos en una amplia gama de herbívoros y omnívoros modernos para obtener una señal clara de la mezcla de alimentos vegetales y animales que consumen, y estudiarlos en fósiles. Así se puede determinar los alimentos que consumieron las especies extintas. Esto ofrece a los paleontólogos una evidencia única y directa para conocer las dietas de los animales, permitiéndoles determinar su "nivel trófico".

Los investigadores utilizaron muestras de siete especies vivas y extintas de perezosos y osos hormigueros (que están estrechamente relacionados con los perezosos), así como de una amplia gama de omnívoros modernos, de las colecciones científicas de los Departamentos de Paleontología y Mammalogía del Museo y de Yale Peabody. Si bien se determinó que el otro perezoso extinto estudiado, el norteamericano Nothrotheriops shastensis, era un herbívoro exclusivo, los datos señalaron claramente que Mylodon era un omnívoro.

Por otro lado, investigaciones anteriores especulaban que había más herbívoros de los que podrían soportar las plantas disponibles en los ecosistemas antiguos de América del Sur, lo que sugiere que algunos de esos herbívoros pudieron haber encontrado otras fuentes de alimento. Este nuevo estudio proporciona evidencia convincente que respalda esa idea no probada previamente.

Estos resultados, que proporcionan la primera evidencia directa de omnivoría en una antigua especie de perezoso, exigen la reevaluación de toda la estructura ecológica de las comunidades de mamíferos antiguos en América del Sur, ya que los perezosos fueron componentes importantes de estos ecosistemas en los últimos 34 millones de años, afirmó Julia Tejada, autora principal.

En esta investigación también participó Lizette Bermudez y Carmen Capuñay del Zoológico de Huachipa en Lima, Perú.

Otros autores de este estudio incluyen a Ross MacPhee, del Museo Americano de Historia Natural; Tamsin O'Connell de la Universidad de Cambridge; Thure Cerling de la Universidad de Utah; y Natalie Wallsgrove y Brian Popp de la Universidad de Hawai'i en Manoa.

El estudio ha sido publicado en la revista Scientific.