El dolor ha sido una preocupación constante de los seres humanos desde que aparecieron en el mundo. La revista Nature publicó un artículo informativo donde se hace un recuento cronológico de cómo la humanidad ha ido avanzando en la búsqueda de tratamiento, alivio e, inclusive, explicaciones de lo que es dolor. En esta larga lista se destaca un dato que, si bien es conocido por estudiosos del ande, es todavía ignorado con la población peruana y andina en general.
Aquí presentamos un extracto de la nota.
Hace 410 ac, señalan que el médico griego Hipócrates y sus seguidores rechazaban las causas sobrenaturales del dolor. Argumentaban que es un síntoma de la enfermedad, razón por la cual consideraban al dolor como una pista útil para determinar de qué está enfermo el paciente. Se informa que, entre los textos conocidos, como el Corpus Hipocrático, están las instrucciones para el diagnóstico. Una de las primeras preguntas que el médico hacía al paciente fueron similares a: ¿Sientes dolor? y ¿Dónde le duele?"
Pero, antes de los griegos, hace 2000 ac, los mesopotámicos y egipcios reconocieron diferentes tipos de dolor, tales como el ardiente y el punzante. Donde no hay lesión evidente, el dolor se atribuía a demonios, fantasmas o dioses. Los médicos a veces usaban narcóticos como el opio o el beleño, una planta venenosa, para aliviar el dolor, pero el tratamiento se componía principalmente de hechizos u oraciones.
Si seguimos adentrándonos en el pasado, se sabe que, hace 2250 ac, los babilonios ya tenían una receta para aliviar el dolor. En una tablilla de arcilla babilónica se aconsejaba tratar el dolor del diente. Y se recomendaba tapar el agujero con masilla de goma y semillas de beleño en polvo. Esta es la receta escrita conocida más antigua para un analgésico.
Pero, fue en los andes, hace 6000 ac, es decir más de 3 milenios antes de los babilonios, la gente del valle Nanchoc, -un sitio arqueológico situado en el valle del Alto Saña, Cajamarca-, son los usuarios más antiguos conocidos de la hoja de coca. La evidencia arqueológica sugiere que masticaban dichas hojas con cal viva para acelerar la liberación de su sustancia, la cual es un analgésico tradicional en muchas partes de América del Sur.
Si esto es así, es probable que la misma sustancia era utilizada en la medicina precolombina.
Para tener en cuenta.
Con información de Nature.com