Cuarentena, sistema inmune e intereses comerciales

 

Desde mucho antes de esta pandemia, el señor Bill Gates se pasó dando entrevistas y propagando información sobre el COVID-19, sin ser especialista en el tema. No es biólogo ni médico. Sus argumentos son, claramente, las de un informático o de un experto en cálculo.

Se dedicó a difundir ideas, junto a la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuestionables desde la ciencia biomédica más elemental. Al parecer quieren que aceptemos todo lo que proponen. Una de estas propuestas (que si sale de la OMS se convierte en mandato) es que nos quedemos encerrados en nuestras casas de manera indefinida.

En una entrevista ‘No esperes regresar a la vida normal en abril’, sostiene que la vida no será igual después del coronavirus. Es decir, tendremos que quedarnos encerrados en nuestras casas por el tiempo que ellos consideren necesario. En otra nota que fue publicada en el sitio web del MIT difundieron ideas que, según señalan, surgió de una investigación realizada por el Imperial College de Londres, En ella afirman que este encierro será indefinido (Hay muchos otros artículos publicados en varios medios que difunden sus argumentos y, otros, que denuncian su plan.); y rematan sosteniendo que “La mejor estrategia para frenar la pandemia de coronavirus requiere que nos confinemos durante dos de cada tres meses, según un modelo del Imperial College de Londres” (web MIT).

Ante tanta insistencia de que nos mantengamos encerrados por tiempo indefinido, reaccionamos.

La idea de mantenernos aislados a todos, sin considerar nuestro estado de salud, es muy cuestionable (por decir lo menos); salvo que tengas propósitos no tan explicítos o poco entendibles para cualquiera. El confinamiento por largos periodos a seres biológicos es importante y necesario para realizar experimentos de todo tipo. Entre estos están los experimentos biomédicos que importan a la industria farmacéutica. A esta industria le conviene que estemos en cuarentena. Necesitan que permanezcamos aislados el tiempo suficiente para que sean capaces de desarrollar las vacunas (o soluciones innovadoras) de las cuales nos hablan casi todos los días. La OMS, en los últimos meses, se ha involucrado en esto de manera sorprendente. Tal es así, que hasta ha relajado los controles de calidad y las medidas de seguridad que la ciencia biomédica tiene establecidos para el desarrollo de vacunas.

En un comunicado de prensa, esta entidad, señala, “Compartimos la idea de que, además de medidas de salud pública basadas en pruebas, se necesitan medios de diagnóstico, tratamientos y vacunas innovadoras para hacer frente a la COVID-19, en tiempo récord y a una escala y con unos niveles de acceso sin precedentes” (Acelerador del acceso a las herramientas contra la Covid-19; del sitio web OMS). Por otro lado, el señor Bill Gates señala que, “…los ensayos de vacunas están en marcha, y con las medidas correctas el confinamiento podría terminar en algún punto. La Vanguardia”. Así observamos que gran parte de sus argumentos refuerzan la idea del confinamiento de personas de manera indefinida, sin señalar, en ninguna de sus propuestas, los problemas a nivel biológico y psicosocial que lleva consigo el confinamiento de personas. Esto es algo que nos llena de sospechas y que nos lleva a cuestionar el papel que está jugando la OMS a favor de la industria que se beneficiaría de nuestro encierro. Esta es la industria farmacéutica.

Si salimos de nuestras casas, nuestro sistema inmune hará lo que mejor sabe hacer: desarrollará las defensas que el cuerpo necesita para hacer frente a este coronavirus, así como lo hizo frente a otros patógenos. Este sistema se fortalece en contacto con los patógenos, no alejados de ellos. Esto es biología elemental que nos mantuvo vivos por millones de años y lo que nos quieren hacer olvidar ahora.

Algunos afirman que muchos morirán al contacto con el virus porque esto es selección natural pura y llana. La selección natural es parte de la evolución de las especies. Es innegable. Pero, no es ella por sí misma la que genera la evolución. Es la colaboración de los organismos la que también define quién evoluciona y quien desaparece. Las especies que más colaboran entre sí son los que evolucionan mejor.

La especie humana es una de las más colaborativas. Nuestros sistemas de salud y otras instituciones, así como la actividad científica y técnica que creamos, son reflejo de este afán colaborativo. Por estas instituciones, actividades científicas y la solidaridad de muchas personas y grupos humanos, hemos logrado llegar hasta donde estamos hoy en día: con una esperanza de vida cada vez más alta y con muchas enfermedades controladas.

Por supuesto que algunos de nosotros tendremos problemas si nos contagiamos de algún virus. Siempre fue así, pero siempre, nuestro organismo terminó creando sus propias defensas y protegió a nuestra descendencia. Además, la ciencia médica y nuestros sistemas de salud pública se desarrollaron para estas contingencias. Sin embargo, en esta pandemia, son estos sistemas de salud, precarios o colapsados, los que están generando las muertes. No hay infraestructura ni recursos para atender a las personas. Esto no es selección natural.

El sistema inmunitario se debilita en aislamiento

El aislamiento nunca fue bueno para nuestro sistema inmunitario. La viruela que los europeos trajeron hacia América diezmó a la población nativa porque no tenía las defensas contra el virus que la provocaba. Estos pueblos se mantuvieron aislados durante mucho tiempo. Lo mismo pasa con las tribus nativas amazónicas no contactadas hoy en día. No tienen defensas contra algunos patógenos porque se mantienen aislados hace miles de años.

Ahora, el señor Gates y otros, están proponiendo que nos aislemos. Es absurdo; contrario a nuestra biología más elemental. La biología que multiplicó nuestra especie y nos mantuvo vivos durante milenios. Además, se sabe que el hacinamiento genera epidemias, así como el encierro genera estrés que afecta nuestro sistema inmune. O sea, nos vuelve más vulnerables. Hay muchos elementos que cuestionan el confinamiento prolongado.

Es hora de pensar o planear el final de esta cuarentena. Claro que la vida social será un poco diferente. Sabemos que el mundo no será igual luego de este coronavirus. Pero, el ser humano volverá a la calle con nuevos hábitos alimenticios, métodos de higiene, tomará sus precauciones de distancia y desarrollará estilos de vida saludables, mejores relaciones interpersonales y será más consciente de sus fortalezas y debilidades.

Mg. Dennis David Dávila Picón. UNMSM, Lima Perú. Artículo elaborado originalmente el 27/03/2020.