Sabías que Moray era un laboratorio de investigación inca

Ubicada a 38 kilómetros al noroeste de la ciudad del Cusco, se encuentra Moray, un sitio arqueológico que muestra una impresionante obra de ingeniería no sólo por su singular belleza y perfección sino por lo que realizaban allí sus antiguos pobladores. Posee una extensión de 37 hectáreas de terreno y, son casi 2.500 metros de perímetro de su reconocido contorno circular.

El sitio presenta un sistema de grandes andenes circulares y semi circulares, que fueron construidos escalonadamente aprovechando los desniveles que forman cavidades en las montañas andinas, dando lugar a colosales terrazas de piedra y tierra que fueron utilizados en la siembra Esto dio como resultado impresionantes estructuras que, según como los veas, se hunden en el suelo o suben hacia el cielo, todo ello para hacer posible un laboratorio agrícola en esas escarpadas laderas.

Una de las características que más asombra a los visitantes es que estos gigantescos hoyos 'hornamentados', no se inundan con las lluvias que suelen ser abundantes en la zona. Los estudiosos afirman que esta crucial condición se debe al suelo volcánico poroso y a los canales de desagüe subterráneos que existen y que forman parte de los elaborados sistemas hidráulicos que construyeron los incas; todas ellas, en perfecto equilibrio con la naturaleza y el medio ambiental.

Estas plataformas agrícolas circulares están ordenadas de manera escalonada y creciente. Los más estrechos en la parte baja, los más amplios en la cima. Desde el fondo hasta la parte más alta, existen 12 pisos de andenes que, en la cima, alcanza 100 metros de altura.

Es esa diferencia de altura entre los andenes que hacía de esta construcción un laboratorio de estudio y reproducción artificial, de manera gradual y controlada, de cerca de 20 pisos ecológicos y microclimas de los andes. La temperatura del piso más bajo difiere en 15 grados al piso que está en la cima.

En estas plataformas los Amautas podían realizar su trabajo de investigación que incluía la adaptación, hibridación y potenciación de las diversas especies vegetales que hasta el día de hoy alimentan al mundo.

Con estas tecnologías de soporte, la ingeniería de andenes y la hidráulica, lograron el aumento de la capacidad productiva de vegetales, todo lo cual permitía a los gobernantes incas asegurar la abundancia de los productos alimenticios en todo el Tahuantinsuyu.

Se dice que la construcción de Moray es anterior al Tahuantinsuyu, pero que fueron los incas quienes lograron su máximo desarrollo. El imperio inca fue una federación multi étnica de pueblos que recogió y proyectó el legado tecnológico anterior de más de seis mil años de civilización andina. (Con información de Ricardo Jiménez. América Latina en Movimiento.) Fotos: Janet Montoro.