Redescubren fresco prehispánico peruano perdido durante un siglo

 

Una pared pintada en color con figuras de la mitología del Perú prehispánico fue redescubierto por arqueólogos en el norte de Perú. Esta pared, solo se habían visto en fotografías en blanco y negro que tenían más de un siglo de antigüedad.

Esta pared presenta, realmente, una especie de mural prehispánico. Su descubrimiento es considerado excepcional su colorido y calidad, lo cual es inusual en la arqueología precolombina. Este descubrimiento se realizó en octubre del 2022.

Sam Ghavami, el arqueólogo suizo que dirigió las excavaciones, estuvo trabajando cuatro años buscando esta pintura. Él sostiene este mural podría tener alrededor de 1.000 años. El trabajo lo realizó con un equipo de estudiantes peruanos.

El mural forma parte del templo Huaca Pintada, que perteneció a la civilización Moche que floreció entre los siglos I y VIII, y en el que se veneraba a la Luna, la lluvia, las iguanas y las arañas.

La composición de esta pintura es única en la historia del arte mural en el Perú prehispánico. Sus dimensiones son de unos 30 metros de largo, y sus imágenes están decoradas con pintura azul, marrón, roja, blanca y amarillo mostaza se conservan en excelente estado.

Dichas imágenes muestran, en una sección, una procesión de guerreros dirigiéndose hacia una deidad parecida a un pájaro. Lo cual deja entrever que la escena pintada "parecen estar inspiradas en la idea de una jerarquía sagrada construida alrededor de un culto a los antepasados y sus vínculos íntimos con las fuerzas de la naturaleza", afirmó Ghavami.

El paso siguiente de este estudio es descifrar el mensaje del mural, pero el arqueólogo adelanta, que podría interpretarse como una imagen metafórica del orden político y religioso de los antiguos habitantes de la región.

Otro aspecto que lo hace inusual es que la pintura muestra una mezcla de estilos y elementos de dos culturas preincaicas: la Moche y la Lambayeque, las cuales vivieron en la costa norte de Perú entre los años 900 y 1350 d.C.

La existencia del mural solo se conocía a través de fotografías en blanco y negro tomadas en 1916 por el etnólogo alemán Hans Heinrich Bruning que vivía en Perú. Se enteró del sitio después de que los cazadores de tesoros intentaran saquearlo, pero lo dejaron de lado porque no encontraron nada de valor.

Con el paso de los años, el follaje espeso se hizo cubrió la pared que lo contenía y, desde entonces, nadie había intentado buscarla. Eso es lo que despertó el interés de Ghavami quien, formó, un equipo para ir en busca del mural perdido hace mucho tiempo.

El trabajo no fue sencillo por muchas razones entre las cuales estaba obtener el permiso de la familia propietaria del terreno donde se le encontró.