Las lesiones a la médula espinal están, probablemente, entre los padecimientos que más preocupan a los científicos, debido sobre todo, a que sus consecuencias para las personas que lo sufren son incapacitantes e irreparables.
Los científicos han estado investigando desde diferentes ángulos con el fin de encontrar fármacos o métodos que permitan revertir la muerte de las células afectadas por una lesión. Muchas de estas investigaciones se han enfocado en explorar la capacidad regenerativa de las células en modelos animales diversos.
Se sabe, que las neuronas tienen escasa o ninguna capacidad regenerativa. Esta incapacidad es una de las principales causas de que, una lesión medular, sea irreparable; el que lo sufre pierde una función vital, sensitiva o motora, para toda la vida.
Los axones de las neuronas que se conectan con la médula espinal se inutilizan por completo, puesto que no son capaces de volverse a reconectar o regenerarse. Sin embargo, esta deficiencia de las neuronas no se presenta en todos seres vivos.
Algunos animales, como las lampreas, presentan una increíble capacidad regenerativa después de una lesión medular. Es con este organismo que los científicos realizaron un estudio en el que demostraron que un neurotransmisor interviene en la regeneración celular.
El GABA, conocido por su papel como neurotransmisor inhibidor en el sistema nervioso central, promueve la supervivencia y regeneración de neuronas cerebrales en un modelo de lesión medular en esos animales, según el estudio.
A partir de esto, se ha comenzado con la creación de fármacos para estimular esta característica de la neurona. En el trabajo, los científicos, han constatado que el tratamiento con fármacos llamados gabérgicos, como el baclofeno, promueven la supervivencia y regeneración de las axones de neuronas cerebrales que inervan la médula espinal y que fueron dañadas con la lesión.
Este fármaco, el baclofeno, fue aprobado para su uso en humanos para otras condiciones médicas. Esto, según los investigadores, es algo que podría facilitar el traslado a la clínica de los estos resultados obtenidos en modelos animales.
El estudio ha sido publicado en Cell Death & Disease de Nature.com