El maíz es uno de los tres alimentos básicos más consumidos del mundo; junto con el arroz y el trigo representa los dos tercios del consumo mundial.
La secuenciación genómica de maíz se inició en el 2009, por un equipo de investigación multinacional, la cual logró la primera secuencia de unos 30.000 genes aproximadamente. Ahora, los investigadores lograron una información mucho más detallada y un mapa exacto del genoma de ella y, encontraron que los genes de esta planta tiene la capacidad para generar una gran cantidad de proteínas diferentes, dependiendo de las condiciones a la que se enfrente cualquier individuo de la planta.
El descubrimiento de la gran diversidad genética del maíz es considerada como extraordinaria por los científicos y fue posible gracias una nueva tecnología de secuenciación de “lectura larga” que es mucho más precisa. Si bien, esta tecnología actualizada no reveló muchos genes desconocidos, si puso en evidencia muchos más mensajes de ARN que se generan cuando se expresan los genes, es decir, cuando están activados.
En total, realizaron 111,151 transcripciones de ARN de genes que se expresan en seis tejidos diferentes del maíz. Alrededor del 57% de estos mensajes nunca se habían visto y, por lo tanto, nunca se habían sido secuenciados.
Un tipo de planta es potencialmente muy diferente a cualquier otra, debido a la forma en que sus genes son capaces de expresarse, dependiendo de una variedad de condiciones, tanto internas a la planta o del entorno circundante, por ejemplo, niveles de humedad del suelo, nutrientes, o la luz que está disponible. Así, las posibilidades de desarrollo alternativos, están disponibles para cada individuo de maíz.
Este estudio apunta a nuevas formas del maíz, dado que, al parecer, es posible adaptarlo, a los cambios en el clima, por ejemplo.
La investigación ha sido publicada en Nature Communications.