Estudio sostiene que la salud y la obesidad no son mutuamente excluyentes

Científicos de Friburgo y Viena identificaron una diferencia clave que separa los individuos con obesidad saludable frente a los enfermos: la enzima denominada hemo oxigenasa-1 (HO-1).

Los seres humanos y los ratones con altos niveles de esta enzima desarrollan diabetes, aquellos con bajos niveles permanecen sanos - incluso cuando existe sobrepeso. El estudio proporciona información importante y prometedora para el diagnóstico precoz y los tratamientos para las enfermedades secundarias de la obesidad.

En todo el mundo, son más de dos mil millones de personas que tienen sobrepeso o son obesos. Tres de cada cuatro personas afectadas desarrollan enfermedades secundarias como la diabetes tipo 2, ataques al corazón y cáncer. Curiosamente, una cuarta parte de las personas obesas permanecen metabólicamente saludables a largo plazo.

Un estudio que realizado por investigadores del Instituto Max Planck y que fue publicado en la revista Cell, ofrece una explicación fundamental de por qué muchas personas se enferman debido a la obesidad, mientras que algunas se mantienen saludables.

Investigaron muestras de tejidos de personas con sobrepeso y encontraron que los individuos con bajos valores de la enzima, hemo oxigenasa-1 (HO-1), muy raramente desarrollaron una enfermedad secundaria, mientras que aquellos con niveles más altos eran muy a menudo afectados.

El trabajo se realizó en los ratones, en quienes se cambiaron la enzima de forma específica y sólo en distintos tipos de células. Cuando los investigadores habían retirado la enzima del sistema inmune, los animales no desarrollaron diabetes ni tenían el hígado graso, a pesar que presentaban gran obesidad. Los animales alimentados de mucha cantidad de energía que no tenían la enzima en las células del hígado, respondieron mucho mejor a la insulina y no desarrollaron daño hepático.

Además, la actividad metabólica de las mitocondrias en las células que carecen de dicha enzima fue significativamente mayor, señalaron.

El papel de esta enzima se investigó en más de 8.000 estudios. Sin embargo, los resultados refutan un dogma central de esas investigaciones, en donde se había concluido de que esta enzima es un anti-inflamatorio, pero si promueve la inflamación crónica. Tales inflamaciones crónicas son factores de riesgo de la diabetes, sostienen los investigadores.

Los científicos también han demostrado que HO-1 promueve la resistencia a la insulina, la diabetes y, por tanto, cambia los receptores de insulina en la célula a través de pasos intermedios. Hasta ahora, los efectos de HO-1 se estudiaron mediante el uso de inhibidores relativamente no específicos. Pero, ahora con las modificaciones genéticas en sólo unos pocos tipos de células, será posible investigaciones mucho más precisa de la HO-1.

Se señala además, que esta enzima puede desempeñar un papel central en la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Parkinson. Ambas enfermedades están asociadas con una función mitocondrial alterada y la inflamación. Los investigadores señalan que se necesitan con urgencia más investigaciones. Ya hay evidencia considerable sobre los inhibidores terapéuticos de la HO-1 y mayor información se obtendrá en dos o tres años.