Neurocientíficos e ingenieros en robótica demostraron la viabilidad de la comunicación directa de cerebro a cerebro entre seres humanos. En la investigación, que ha sido publicada recientemente en PLoS ONE, se describe una transmisión exitosa de información, a través de Internet, entre dos cerebros humanos ubicados 5,000 millas de distancia.
Los investigadores se propusieron averiguar si es posible la comunicación directa entre dos personas mediante la lectura de la actividad del cerebro de una y la inyección de la actividad cerebral en la otra, todo esto, a través de grandes distancias físicas aprovechando las vías de comunicación existentes, es decir, Internet.
Lo que se ha logrado es un primer indicio a lo que sería el equivalente neurocientífico de la mensajería instantánea, afirmaron los investigadores.
Los investigador explicaron que, en estudios previos sobre la interacción cerebro-ordenador mediante EEG (Electro Encefalo Grama) se realiza normalmente la comunicación entre el cerebro humano y el ordenador. En estos, los electrodos pegados al cuero cabelludo, registran eventos cuando una persona realiza una acción o piensa, cómo, por ejemplo, mover el brazo o la pierna. Entonces, el ordenador interpreta esa señal y la traduce a una señal de salida, similar a un robot o silla de ruedas.
Sin embargo, en este nuevo estudio, se añadió un segundo cerebro humano en el otro extremo del sistema. En esto participaron cuatro personas sanas entre 28 y 50 años. Uno de los cuatro sujetos fue asignado a la interfaz cerebro-ordenador (BCI) como remitente del mensaje; los otros tres fueron asignados a la interfaz ordenador-cerebro (CBI), quienes tenían que recibir los mensajes y entenderlos.
Mediante el EEG, el equipo de investigación tradujo por primera vez el saludo "hola" y "Ciao" en código binario y luego los resultados fueron enviados por correo electrónico de India a Francia. Con lo cual se logró que una interfaz ordenador-cerebro transmita el mensaje al cerebro del receptor a través de una estimulación cerebral no invasiva. Los sujetos informaron que experimentaron los estímulos como destellos de luz en su visión periférica. La luz apareció en secuencias numéricas que permitieron al receptor decodificar la información contenida en el mensaje. Los sujetos además, señalaron que no sintieron nada, pero que recibieron correctamente los saludos.
En la publicación se información, además, que se realizó un segundo experimento similar entre individuos en España y Francia, con un resultado que tuvo una tasa de error total de casi 15 por ciento; 11 por ciento en la zona de decodificación y cinco por ciento en la parte inicial de la codificación.