Kristian Birkeland, científico noruego, teorizó, a principios del siglo XX, que había corrientes eléctricas que eran movidas por el viento solar y guiadas a través del campo magnético de la tierra. Sus trabajos, muchos de los cuales eran pioneros, -que incluían el estudio de la aurora boreal-, lo realizó en el Instituto de Geofísica de Tromsø.
Pero, fue en la década de 1970, que su teoría fue confirmada gracias a llegada de los satélites artificiales, que hicieron posible la medición directa de estas corrientes.
Ahora una investigación realizada en la ESA, con los satélites Swarm, ha descubierto chorros de plasma que se desplazan a velocidades supersónicas en nuestra atmósfera y que pueden alcanzar temperaturas de hasta 10 000 ° C.
Estas corrientes llevan hasta 1 TW de energía eléctrica a la atmósfera superior y son responsables de la conocida 'Aurora' arco, de movimientos lentos similares a cortinas de luz verde que pueden extenderse de horizonte a horizonte. Aunque se sabe mucho acerca de estos sistemas actuales, recientes observaciones de Swarm han puesto de manifiesto que están asociados con grandes campos eléctricos.
Estos campos, que son más fuertes en el invierno, donde se producen corrientes de Birkeland ascendentes y descendentes, se conectan a través de la ionosfera. Las herramientas de los satélites permitieron recopilar y analizar datos del campo eléctrico, con los cuales se pudo descubrir, en estos campos eléctricos, fuertes chorros de plasma que se desplazan a velocidades supersónicas. Estos chorros marcan claramente el límite entre las capas que se mueven en direcciones opuestas y generan condiciones extremas en la atmósfera superior.
Las conclusiones de este estudio se presentaron la semana en realizada en Canadá, donde los científicos de la Universidad de Calgary explicaron cómo se utilizan las mediciones de los satélites Swarm para estudiar vastas capas de corriente eléctrica de la atmósfera superior.