Altorrelieves con formas humanas y de peces pertenecientes a la civilización Caral han sido descubiertos en Vichama, sitio arqueológico cercano a Huacho. Se presume que su antigüedad es de 3,800 años y este sábado se mostrarán al público de manera especial.
Por estas fechas, en 2013, la figura de un sapo con rasgos antropomorfos hallado en el sitio arqueológico de Vichama sorprendía al mundo. Se trataba de una de las más tempranas representaciones de esta divinidad que aún hoy se asocia con la fertilidad.
Recientemente, en el mismo edificio de este hallazgo se han encontrado unos frisos de mayor antigüedad.
Hace unos años el área que abarca el sitio arqueológico Vichama iba a ser ocupada por la expansión urbana del pueblo de Végueta. Pero con los trabajos de la zona arqueológica Caral, dirigida por la doctora Ruth Shady, se pudo frenar y revertir esta situación.
Los trabajos especializados están permitiendo descubrir algo más de los orígenes de la civilización en el Perú.
Por ejemplo, en el espacio que se había destinado para construir un parque se han hallado, bajo varias capas de arena acumulada por el tiempo, reveladores altorrelieves.
El primero fue un rostro humano de pequeñas dimensiones. Tiempo después fue el famoso sapo con manos humanas, ojos de piedra y un rayo apuntando a su cráneo. Ahora el turno es de un conjunto de frisos de una época de mayor antigüedad.
Continuidad
De acuerdo con Tatiana Abad Lezama, arqueóloga a cargo del trabajo de campo, en este edificio se siguió lo habitual en el antiguo Perú, que era construir sobre lo precedente. La última etapa de esta edificación corresponde al período en el que se hizo el altorrelieve del sapo. En un momento precedente, debajo de relleno arquitectónico, están los frisos recién hallados.
Abad Lezama declaró a la agencia de noticias Andina que estos altorrelieves son de una etapa intermedia y que habría un período aún anterior. Son más de treinta figuras, que por sus poses se podría especular que es la representación de una danza ritual.
En ese sentido, Pedro Vargas Nalvarte, jefe de los trabajos en este sitio arqueológico, destaca que los frisos están asociados a una plaza circular hundida al norte y al culto al mar y a la isla San Martín.
En cambio, el sapo, ubicado en la parte superior, tiene relación con una plaza hundida al este y al valle que está en esa dirección.
Texto y Foto: Agencia Andina.