Cambiar artificialmente el medio ambiente en que vivimos puede ser perjudicial para los sistemas corporales relacionados con la salud que han evolucionado a lo largo de muchos años para protegernos de los peligros propios de cada temporada.
Los científicos saben, desde hace tiempo, que los humanos somos sensibles a las variaciones estacionales, lo cual está programado en nuestros genes, según estimaciones recientes, aproximadamente, en una cuarta parte de ellos. Sin embargo, vivimos nuestra vida en hogares con calefacción llenos de luz, en días invierno, simulando condiciones de verano.
Hasta ahora, nadie había reparado en el impacto que tiene esto en nuestros cuerpos y, por lo tanto, no se sabía nada al respecto. Pero un equipo de investigadores de la Universidad de Aberdeen, Reino Unido, se propuso averiguarlo dado que empezaron a sospechar que hay un impacto que no es nada bueno.
Los científicos señalan que nuestros cuerpos han sido programados para adaptarse regularmente para adaptarnos condiciones estacionales o cambios importantes en las condiciones del ambiente. Esto está en nuestros genes, los cuales han evolucionado de una manera que impulsan la producción de proteínas, por ejemplo, las que normalmente serían responsables de ayudar a prevenir enfermedades como la gripe.
En cambio, al simular condiciones de otra estación, engañamos a nuestros cuerpos, el que empieza a trabajar, por ejemplo, que es verano todo el tiempo. Con eso, nosotros mismos, creamos las condiciones para que nuestro organismo esté vulnerable.
Señalan también que, al protegernos artificialmente contra el calentamiento global, a medida que crece la temperatura del ambiente, creamos condiciones para mantenernos en un ambiente más frió, como mejor nos guste. Pero, hacer esto, podría ser peligroso, indican, ya que estamos dando lugar a que nuestro cuerpo se desconecte de la realidad, de lo que está pasando fuera de nuestros hogares y lugares de trabajo.
En el artículos que ha sido publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B, los investigadores presentan una variedad de escenarios en torno a las interrupciones de las temporadas, destacando lo que consideran que son áreas clave y de interés. Esta variedad de puntos de vista, que incluyen perspectivas ambientales generales, como ambientes centrados en entornos agrícolas, antropológicos, veterinarios o puntos de vista biomédicos, señalan detalles que destacan la des-sincronización de nuestra biología interna y el entorno real, es decir, fuera de nuestras existencias artificiales.
Los científicos sugieren que cada tema debe ser un área de estudio y que, en su conjunto, podrían formar la base de un marco para la investigación transdisciplinaria que, en última instancia, podría revelar el verdadero impacto que provocamos nosotros mismos viviendo en ambientes artificiales.