
Esto ya no es nuevo. El desarrollo científico está muy ligado a la política. Los países que, como política de Estado, han invertido en ciencia han logrado superar la pobreza, mejorar las condiciones de vida y oportunidades para su población. Mejor dicho, lograron el desarrollo.
A pesar de que está probado que invertir en ciencia conlleva al desarrollo, los países sudamericanos, dónde existe pobreza en todas sus formas, sufren el abandono de sus instituciones científicas. En los últimos 5 años la cuestión se ha agravado de manera estrepitosa, sobre todo en los dos países que se habían encaminado hacia horizontes de desarrollo científicos y sociales (por decir de alguna manera): Argentina y Brasil.
Argentina había empezado a construir sus propios satélites, así como a potenciar su desarrollo tecnológico con la creación de parques tecnológicos en varias zonas del país.
En una noticia publicada en junio de 2014 en la revista Actualidad RT, basada en un análisis hecho por la Revista Nature, se afirmaba:
“Argentina, como Brasil, empezó a invertir considerables sumas en investigación y desarrollo científico. Además, en el país hay casi 3 científicos por cada 1.000 trabajadores, adelanta incluso a China (con menos de 2) y solo le supera EE.UU. (con más de 8).”
Leer: Argentina, Brasil, Chile y Colombia, estrellas sudamericanas de la ciencia
Hasta que llegó un presidente, Mauricio Macri, con claras intenciones de destruir su progreso. Este señor inició el desmantelamiento de todo lo avanzado por anteriores gestiones que, a pesar de sus serios problemas, lograron encaminar a la Argentina hacia el desarrollo tecnológico. Tanta incompetencia en un individuo, como para llevar a la quiebra a todo un país, su propio país, no se explica por la falta de inteligencia.
Ahora estás noticias ocupan los titulares:
Científicos, becarios, estudiantes y trabajadores realizarán mañana en la capital argentina una marcha con antorchas contra el "progresivo desmantelamiento" del sector por parte del gobierno.
Leer: Científicos marchan en defensa de investigación
Algo similar está pasando en Brasil. Sus instituciones universitarias estaban ya compitiendo con las mejores del mundo: la universidad de Campinas y la de Sao Paulo. Estas instituciones se habían convertido en el destino de muchos estudiantes de todo el mundo y, por supuesto, de estudiantes sudamericanos, que aspiraban a tener una formación científica de orden superior.
Hasta que llegó Jair Bolsonaro -que camufla su afán político con su discurso de fanático religioso-, con propuestas que nada buenas para el quehacer científico. Así, la ciencia brasileña está camino a la desarticulación total. Recortes presupuestales para la investigación, atentados contra los pueblos nativos de la amazonía, la venta de enormes extensiones de tierras del bosque amazónicos, etc., son la penosa figura de Brasil hoy en día.
En el mismo análisis antes mencionado, se afirmaba:
Las autoridades del país junto con el sector privado anualmente invierten cerca de 27.000 millones de dólares en ciencia, tecnología e innovación. Además, es la única nación en la región que aporta más del 1% de su economía en el desarrollo del área científica, indica el artículo de 'Nature'.
... los 100.000 profesionales brasileños representan dos tercios de los científicos de América del Sur. Brasil tiene el mismo índice respecto a toda la región en publicaciones de investigación divulgadas en 2013. Sin embargo, contando lo per cápita el país casi se iguala a Chile, Uruguay y Argentina.
Ahora la cosa parece irse en picada:
En más de 40 por ciento será recortado el presupuesto de este año del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Comunicación (MCTI) del Brasil, según un decreto del gobierno promulgado el 29 de marzo.
Leer: Duro golpe a la ciencia en Brasil: gobierno de Bolsonaro decretó importante recorte presupuestal
Ahora, si comparamos la situación de Argentina y Brasil con la de Bolivia, cuyo desarrollo científico y tecnológico es una política de Estado, la cuestión parece estar netamente ligada a un problema político. Esa política que busca que los países sudamericanos nunca abandonen el subdesarrollado. Esto es algo que, Mauricio Macri y Jair Bolsonaro, lo están aplicando al pie de la letra.
Como comentario final: el desarrollo científico y tecnológico del Perú nunca ha sido una política de Estado. Su historia está llena de personalismos y amiguismos. Es decir, si una persona notable lo pide, puede lograr presupuesto para algo. Si tienes un amigo como gestor de CTi, puede que consigas financiamiento para tu proyecto.
Agentina
2004: Software de alta calidad hecho en la Argentina para el mundo
2005: Los Silicon Valley de la Argentina
2011: Un vistazo a los polos tecnológicos de Argentina
Brasil
2013: Brasil: inversión en ciencia alcanza cifra récord
2016: Brasil: golpe a la ciencia
2017: ¿Cómo va la ciencia latinoamericana?
Nota de opinión escrita por Dennis David Dávila Picón.